domingo, 30 de septiembre de 2012
Una sed contra la muerte misma. El lugar más íntimo de Lázaro Castillo
Por: Maykel Paneque
Cuando se termina de leer A la entrada de la noche, de Lázaro Castillo, lo primero que asoma es el vértigo de una experiencia de vida, la tentativa de reconstruir cuanto la memoria ha logrado salvar, literariamente, de las garras del olvido. Es una manera de adentrarse al universo de vivencias y estados de ánimo que configuran una imagen de lo que podría significar mirar la noche desde la luz, o tener con certeza una sed contra la muerte misma.
En ese sentido, los cuarenta y cinco poemas que integran el libro registran fragmentos de un epistolario íntimo donde el “olvido memorable” no es tal olvido, porque se recuerda; o dicho de otro modo: solo existe lo que se recuerda. Por ello, cada poema es una evocación, ya sea de un deseo cumplido o por cumplir, de una aventura por emprender, un sueño a medias o las inexactas medidas del recuerdo.
Lázaro Castillo, quien ha publicado Negar cualquier complicidad y Biografía sucia, regresa con un poemario ajeno a los rebuscamientos e imágenes forzadas, pero profundo y denso, dotado de una intensidad lírica siempre en constante búsqueda de los recuerdos, la memoria y la soledad del hombre como un naufragio de sí mismo y una manera de intentar la luz. En “Terrible es la mentira” dice: Ahora tomaremos las monedas, / partiremos al sur llevando entre los bultos / los recuerdos. / Vamos a inaugurar la luz, / la misma que nos iluminaba en la ventana, / nos hacía visibles.
Agrupado en dos secciones, “Inaugurar la luz” y “A la entrada de la noche”, los poemas revelan un libro nocturno visitado por claridades que van en busca del amanecer, espacio donde es posible inaugurar la luz. Incluso, se pueden reconstruir momentos que en su fugacidad desearon permanecer en la memoria y lo lograron de alguna manera como esa última oración “Llegamos tarde y fuimos breves” o en el poema “Tú pides ser el agua” la confesión: en el desnudo de las azoteas / descubrimos los rostros de la noche.
Una latente búsqueda dan a entrever los versos donde se fraguan historias cotidianas y ejemplares o el imperceptible principio de un recuerdo que apenas se vislumbra y cuya intensidad está en lo que no se nombra, en la fidelidad a ese secreto, a ese no decir nombrando, a ese sentir omitiendo.
Emotivo y sugerente, intenso desde la brevedad y la contención, cercano y enigmático, humano y sobrio, A la entrada de la noche, publicado por Ediciones Sed de Belleza, es una conversación pausada y a solas, un diálogo ininterrumpido con la memoria y sus registros, la complicidad de los hallazgos comunes, la invitación a participar del misterio que es la existencia.
Pintura: Antonio Casas
EN EL AIRE Y SIN ROSTRO
Un vuelo secreto me aleja de la sed,
una imagen en el vidrio recuerda cada olor.
Ahora, la mudez obstinada
busca a tientas esa forma de sed.
Regresa a ese vuelo secreto,
al vientre, a la sangre.
una imagen en el vidrio recuerda cada olor.
Ahora, la mudez obstinada
busca a tientas esa forma de sed.
Regresa a ese vuelo secreto,
al vientre, a la sangre.
Pintura: Antonio Casas
EL PRINCIPIO
Naufrago entre las imágenes
asumo los atriles sin pentagramas
y me apropio de la voz.
Ahora se deshace el principio
ahora apuesto
por domesticar a la culebra
y asumir lo frágil,
lo inasible.
Pintura: Antonio Casas
LA MÁSCARA
La máscara bajo el tropel se desplaza.
La palabra cierra la señal.
La máscara hilada por el llamamiento
ahuyenta al caracol.
Rompe con el infinito.
La palabra cierra la señal.
La máscara hilada por el llamamiento
ahuyenta al caracol.
Rompe con el infinito.
FINAL DEL DÍA
Llueve en algún lugar,
acá solo el olor despierta los instintos del sexo.
Los motivos tragarán el espejo
y las canciones dichas de otras formas
podrán simular el final del día.
martes, 18 de septiembre de 2012
DE INCÓGNITO
La máscara bajo el tropel se desplaza.
La palabra cierra la señal.
La máscara hilada por el llamamiento
ahuyenta al caracol.
Rompe con el infinito.
PÁJAROS QUE DORMITAN
Qué tiene de malo el amor
y saciar el jadeo de la tristeza.
Nada sirve
solo cuento con los pájaros
que dormitan en la madrugada.
y saciar el jadeo de la tristeza.
Nada sirve
solo cuento con los pájaros
que dormitan en la madrugada.
lunes, 17 de septiembre de 2012
Vuelve La gran tirana
La pieza
teatral en homenaje a La Lupe, de Carlos Padrón, vuelve a la sala Adolfo
Llauradó dirigida por Verónica Lynn y con la magistral actuación de María
Teresa Pina
Lázaro Elizardo Castillo Pérez
21 de Marzo del 2012 22:42:54 CDT
Trotamundo vuelve a la sala Adolfo Llauradó con La gran
tirana. La pieza teatral en homenaje a La Lupe, de Carlos Padrón, dirigida
por Verónica Lynn y con la magistral actuación de María Teresa Pina, nos lleva
a asumir una memoria histórica contradictoria que tuvo su esplendor a finales
de los 50 e inicios de los 60, del pasado siglo.
El club La Red era el espacio principal de la cantante más
libre y estrafalaria de nuestros escenarios: Guadalupe Victoria Yoli, alias La
Yiyiyi y La Lupe (1936-1992), nacida en el barrio de San Pedrito, en Santiago
de Cuba. Fue reconocida como la reina del soul latino. Se conoce que se inició
compitiendo en una emisora santiaguera, donde imitaba a la cantante Olga
Guillot con la interpretación del tema Miénteme. Esta mulata fundó en
1959, junto a su primer esposo, Eulogio (Yoyo) Reyes, el trío Tropicuba, que
luego comenzó a presentarse de forma permanente en el reconocido bar
capitalino. Era una actriz–cantante de su propia vida, que rompió con los
prejuicios de la mujer de la época.
La historia de La Lupe concluye fuera de Cuba. Viajó a
Miami, a Nueva York, y comenzó a cantar en La Barraca, un bar de Midtown, donde
fue «descubierta» por el percusionista Mongo Santamaría y luego por Tito
Puente. Con ambos músicos grabó discos y ganó premios en Caracas, Panamá,
Puerto Rico, Nueva York... Su permanencia fuera de Cuba es el punto de vista
desde el que se estructura el monólogo testimonial, donde se pone de manifiesto
una gestualidad exagerada a tono con el mito de este personaje.
La puesta en escena refleja los conflictos raciales y
sexistas que tuvo que vencer, impuestos por la sociedad de su época. Aparecen
los hombres que amó y desamó; de ahí que el argumento se centre en la vida de
la cantante cubana: sus virtudes, defectos, encuentros y desencuentros,
aciertos y excesos.
Guadalupe fue aclamada en los escenarios de Broadway, pero tanto
fuera como dentro de Cuba, su imagen le trajo divergencias en el ámbito del
espectáculo. Ella vivió enérgicamente sus noches en el cabaret que la lanzó al
mundo y al que asistieron a verla Jean Paul Sartre, Tennessee Williams, Marlon
Brando y Hemingway, entre otros; mientras, su gusto por coleccionar automóviles
de último modelo, abrigos, anillos de brillantes y pelucas la llevaron a la
miseria. El texto sigue a La Lupe hasta finales de los años 80.
La actriz María Teresa Pina, a quien hemos visto en monólogos
tales como Erasmo de Rótterdam y Alto riesgo, realiza una
interpretación descarnada, temperamental, dócil y con un despliegue escénico
experimentado, que revela un arduo trabajo investigativo sobre la cantante.
Conquista un diálogo interiorizado, reflexivo consigo misma para mostrar al
espectador los argumentos y los contra-argumentos de la obra.
Temas como Puro teatro, Qué te pedí y La
tirana le permiten a la actriz expresar toda esa energía del personaje, y
por tanto el llanto, el desgarramiento, el desplome. Y es así como la música la
conduce de manera original por todos los momentos que transita la vida de La
Lupe. Todos estos elementos biográficos son asumidos con esa actitud
extravagante que la hizo famosa.
El trabajo vocal que realiza la Pina proporciona todos los
colores de la vida de La Lupe. Ella nos regala una interpretación
satisfactoriamente orgánica, y ante nuestros ojos pasa la calidad humana del
personaje, a través de los momentos felices de la diva en Cuba, su partida, la
soledad, el fanatismo religioso y sus guerras por ser una mujer libre. A
nuestro modo de ver, Maritere es de esas actrices necesarias hoy en la escena
teatral cubana porque conmueve y hace muy creíble su personaje.
El diseño escenográfico es sencillo, logra atrapar y a la
vez reflejar cada momento de gloria y de derrota de La Lupe. Por otro lado, el
vestuario, a cargo de Eduardo Valorías Martínez, alcanza de una manera
auténtica ese sentido sincrético al que estuvo expuesta esta gran estrella de
la canción y el espectáculo.
Desde el punto de vista de la dirección, la puesta logra un
orden lógico, un discurso definitivo y una armonía de la representación. La
gran tirana constituye un homenaje a La Lupe que el público podrá disfrutar
(jueves 22 y 29, martes 27 y miércoles 28), ahora que felizmente regresa a
nuestra escena.
Estrenan obra Cuando Che era Ernestico
La más
reciente puesta en escena de Nueva Línea, grupo teatral que dirige la
actriz-titiritera Yaqui Saíz, constituye un homenaje a la familia Guevara
de la Serna
Lázaro Elizardo Castillo Pérez
17 de Abril del 2010 1:03:52 CDT
«Yaqui Saíz propone títeres, cuenta historias y juega en
escena con un desenfado tremendo», así me describieron las potencialidades de
una actriz-titiritera que creó un grupo teatral con el nombre de Nueva Línea,
cuya adaptación de Bebé y el señor Don Pomposo obtuvo la Beca Milanés de
la Asociación Hermanos Saíz.
La más reciente puesta en escena de Nueva Línea, Cuando
Che era Ernestico, constituye un homenaje a la familia Guevara de la Serna.
Mas, la obra rebasa al mero respeto. Sus presupuestos estéticos así lo
demuestran. Desde la imagen que puede dejar al niño espectador sobre los
valores morales y éticos de una familia con su hijo, hasta la concepción de
todos los elementos escénicos, denotan la solidez de este colectivo con más de
una veintena de estrenos y 30 premios en el ámbito teatral cubano.
Podría decirse que uno de los grandes aportes de Yaqui Saíz
en esta propuesta es la inclusión de la figura del Che en el teatro de títeres,
cuya personalidad se ha visto más representada en el documental y el cine de
Latinoamérica, pero no así en las tablas; detalle que no solo resultará
polémico o atractivo al espectador, sino que también atraerá las miradas de
críticos y estudiosos del teatro. El hecho de ofrecer la niñez de Ernesto
Guevara en un montaje teatral resulta una prueba de sensatez y originalidad.
En Nueva Línea se aprecia una búsqueda hacia nuevas formas
de expresión: dramaturgia-actor-títere-público. No se debe olvidar que es una
agrupación de jóvenes donde hay mucho por cimentar en ese compromiso por la
representación: la expresión del títere propiamente. En su puesta no es al
actor a quien distinguimos, sino a la expresión del muñeco. De ahí, puede
dilucidarse un nivel de disciplina que se consolida en la estructura del actor.
La obra no solo es divertimento, sino postura, reflexión y discurso lúdico.
El espectador avezado podrá encontrar intertextos incómodos,
especialmente cuando descubra vocablos más contemporáneos con la vida del Che.
Sin embargo, el comienzo de la obra ubicará al público en lo que se va a
contar. Aparecen las guerrilleras titiriteras, que muestran con destreza los
diferentes planos escénicos en los cuales recrearán la acción de la puesta.
Peleles de mesa diseñados por Héctor Huerta se ven aquí y allá, y en
complicidad con la realización de Nilza Reyos los trasladan a un juego
desenfadado y atractivo para los niños. El uso del color y los mecanismos de
manipulación manifiestan una riqueza en las cadenas de acciones de cada uno de
los personajes y sitúan al público en las pampas argentinas.
La escenografía contribuye a la propia elevación estética
del montaje. Un libro grande en el que se le incorporan los espacios escénicos
al estilo de los textos rusos para niños (as) que llegaron a Cuba en los años
80, es la manera en que se nos presenta esta obra. Un espectáculo donde la
relación del espacio escénico y la estructura dramática van de la mano.
La atención de cada niño (a) mientras la pieza avanzaba no
escapó a la sorpresa de este espectador-crítico; innegable disfrute pleno,
cargado de sinceridad. Por ello Cuando... dejará en los pequeños una
huella importante, no ya por la historia en sí misma, también por la sutileza y
maestría con que Yaqui Saíz y Geraidy Brito muestran en la manipulación de los
peleles de mesa.
Desde una perspectiva creativa Nueva Línea propone un reflejo
diferente de valores, símbolos y modalidades conscientes e inconscientes, no
sin una pizca cultural de cubanía. El hecho de tomar el tono argentino,
incómodo quizá para el espectador más pequeño, no impide la compresión de los
mensajes, pues se recurre al uso de palabras que forman parte del vocabulario
latinoamericano. Destaquemos también que las actrices-titiriteras
contextualizan al espectador en una historia diferente, que se desarrolla sin
rupturas, dinámica por excelencia. Nacida desde La Pampa misma.
El diseño de luces, a cargo de Reynier Rodríguez, imprime
una veracidad exquisita en los tiempos de la obra, enfatiza las transiciones en
las secuencias dramáticas y destaca aquellos elementos que aluden al Río
Paraná, escenario importante en la obra. Aunque la música no es original, no
implica un descenso en el plano de elaboración artístico, de hecho, Cuando...
marca un proceso de creación importante de aquilatado relieve.
Como toda obra teatral perfectible con la sistematicidad de
su puesta en escena, esta debe encauzar su trabajo en la profundización de sus
estructuras dramáticas. El juego con el tiempo resulta un detalle fundamental, Cuando...
es una pieza marcada por circunstancias históricas por excelencia. Presentar a
este gran hombre de América en el contexto de sus relaciones familiares es un
reto. La ingeniosidad radica en mostrarnos ese rostro otro del Che niño, con
las peripecias propias de cualquier infante. Nueva Línea, con esa expresión de
espiritualidad y sentido profundo de la existencia, logra un salto en la escena
teatral cubana de hoy.
La Infinitud
Siempre se prepara la
eternidad.
Nunca sabemos de la
nada.
Nos miramos
silenciosos.
Las manos colocan las
alfombras del camino
que brilla.
La sombra que ilumina
hace nacer la infinitud.
Autorretrato
Desde el fondo me está
mirando
mi rostro desconocido,
imagen gastada por el
rumor del mundo
y las aguas fallidas de
mi sueño.
Olvido Memorable
Supongo recuerdes las visitas al mar,
las noches de sexo bajo el mangle,
supongo que un poco de ausencia,
de horas sin minutos
te oculten las palabras.
Frente a la estatua de mármol
siempre te escuché
mas no importa,
la música nos salva,
hace que exista este olvido memorable.
Hemos cambiado tantas veces
que casi no conozco tu silueta,
ni el olor de tus manos.
Ahora, el día a día
logrará que la distancia
sea el encuentro utópico,
la renuncia y la ausencia,
y tú entenderás esta luz diferente,
esta agua que ha sido la clave
entre ambos rostros
y ambos cuerpos.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
NÁUFRAGOS SIN LUZ
NÁUFRAGOS SIN LUZ
En el penúltimo escalón hay restos de fuego.
Las paredes se rehacen.
Los rostros en las columnas
quieren arrojar su fuerza.
Allí descansan náufragos sin luz.
A Zenia Marabal
En el penúltimo escalón hay restos de fuego.
Las paredes se rehacen.
Los rostros en las columnas
quieren arrojar su fuerza.
Allí descansan náufragos sin luz.
El 10 de septiembre de 2010, falleció en la capital cubana la
destacada actriz y cantante del teatro, la radio y la televisión, Zenia
Marabal.
Entre las obras más importantes en que participó figuran Cabaret Regalías, Mamá, Día y Noche, Pateando La Lata, La brújula, Los abuelos se rebelan y Punto G.
Actuó además en Teatro ICRT, Hurón Azul y Deja que yo te cuente. Por su destacada y amplia trayectoria recibió condecoraciones tales como la Distinción por la Cultura Nacional, Diploma por el teatro musical cubano, Diploma al mérito como cantante y actriz al cumplir 60 años de vida artística, Premio Nacional del Humor y Artista de mérito del ICRT.
Entre las obras más importantes en que participó figuran Cabaret Regalías, Mamá, Día y Noche, Pateando La Lata, La brújula, Los abuelos se rebelan y Punto G.
Actuó además en Teatro ICRT, Hurón Azul y Deja que yo te cuente. Por su destacada y amplia trayectoria recibió condecoraciones tales como la Distinción por la Cultura Nacional, Diploma por el teatro musical cubano, Diploma al mérito como cantante y actriz al cumplir 60 años de vida artística, Premio Nacional del Humor y Artista de mérito del ICRT.
sábado, 8 de septiembre de 2012
El malentendido
La
celebridad de la pieza teatral de Albert Camus, que por estos días se repone en
La Habana, está en sus características, las temáticas desarrolladas y la
riqueza de la condición humana
Lázaro Elizardo Castillo Pérez
7 de Mayo del 2010 22:08:36 CDT
Por estos días en La Habana se repone El malentendido, pieza
teatral de Albert Camus, en versión y dirección de Juan Carlos Cremata
Malberti. Dentro de las líneas del argumento dramático encontramos: dos
mujeres, madre e hija, asesinan a los huéspedes del hotel de que disponen, con
el único objetivo de arrebatarles el dinero para viajar a un país con mar,
lleno de sol y renunciar a ese lugar luctuoso y mustio. Mientras la historia
avanza, el espectador es testigo de la realidad de una familia que se destruye
por la falta de escrúpulos.
La celebridad de esta obra de Camus (1913-1960), Premio
Nobel de Literatura 1957, está en sus características, las temáticas
desarrolladas y la riqueza de la condición humana. A través de personajes
veraces y situaciones límite, en su dramaturgia encontramos conflictos
ideológicos y éticos.
El malentendido
representa una muestra crítica e interpretativa del existencialismo. El autor
la contextualiza en la ciudad de Bohemia, en la antigua Checoslovaquia, y
la versión de Juan Carlos Cremata ocurre en un sitio del Medio Oriente. En
primer lugar, tengo que señalar el buen gusto por la elección de esta pieza teatral.
El gran acierto del montaje está justamente en la dirección de la puesta en
escena. El tratamiento del espacio guarda relación con el lenguaje
cinematográfico, por lo que le da un vuelco singular a las situaciones
dramáticas propuestas.
La selección musical, más que un acompañamiento de la acción
en la obra es un recurso atractivo para ubicar al espectador en el espacio que
Cremata la presenta. Así ocurre con el diseño escenográfico que se une a
esa filosofía, a ese lenguaje de desorientación, soledad y desgarramiento. Es
el absurdo del que se hace eco la época contemporánea y con ella, la corriente
existencialista de Albert Camus.
En mi opinión, el público, asiste también ante el hecho de
un hombre como un dios fracasado en el personaje del Criado, que lo presenta
con un histrionismo excelente Arnaldo Abraham. Yanin Penalva y Hugo Alberto
Vargas representan a Marta; estos actores logran matizar e imputar con
peculiaridad a esa mujer condenada a ser libre.
La Madre, propuesta de las actrices Mayra Mazorra y Nieves
Riovalles; la primera, se desplaza con un audaz dominio del gesto, la voz y el
movimiento, podría decirse que es un verdadero homenaje a Roberto Blanco.
Nieves logra apostar con una perfección insólita el sentido en el que ellas
creen, su presentación está cargada de esas particularidades psicológicas del
personaje. De ahí, que esta parábola se convierta en una reflexión profunda
sobre el crimen y sea la situación que motiva el malentendido.
El malentendido es un espectáculo decoroso, su diseño de
luces a cargo de Jorge Luis Jorrin le dan a la puesta un sentido profundo. El
trabajo de tonalidades y colores presenta una realidad de esos espíritus
desorientados. Delimita los cuadros de esa crisis radical que coloca el
existencialismo e invita al hombre a re-entrar en sí mismo. El vestuario
diseñado por Vladimir Cuenca Montané armoniza con el ambiente raro y frío,
contribuye a que se desate en el clímax: el crimen. Se encuentra una atmósfera
típica en la obra dramática de Camus: lo absurdo de vivir. No hay otra salida
que la muerte.
María, interpretada por Yayté Ruiz y Sheila Roche; la
primera a partir de un diseño lógico del personaje muestra con dinamismo una
caracterización indiscutible; mientras que la última, con un mismo diseño, no
logra con credibilidad reflejarnos a ese personaje que desde el oropel del ser
encara la relación categórica Hombre-Dios en un momento tan trascendental de la
puesta en escena.
Esta versión resulta una obra para reflexionar y analizar.
Es simbólica, compleja, puesta que dignifica el teatro cubano con una voluntad
de creación y un resultado altamente revelador. Cremata, respetando todos los
elementos típicos de las corrientes filosóficas a las que Albert Camus se
adhirió, propone un conflicto actualizado, ubicado en cualquier ciudad del
mundo y como un tema latente de todos los tiempos.
La Luz
No llegamos nunca a
tiempo.
Me detengo,
construyo el camino,
engendro una figura
endeble,
blanca.
Ahora tomo la clave,
la luz.
martes, 4 de septiembre de 2012
Entre las tiendas un denso temblor.
Bajo el vacío del viento
una bestia miraba en
calma.
Otro torso desnudo,
luces rojas.
domingo, 2 de septiembre de 2012
Puesta en escena desde la identidad
El montaje toma como fuentes de investigación la calle Galiano, el parque Fe del Valle, la calle Neptuno y el Malecón de noche, espacios de Ciudad de La Habana que muestran una realidad cotidiana
Lázaro Elizardo Castillo Pérez
Con su puesta en escena Variedades Galiano, de Nelda
Castillo, El Ciervo Encantado expone una indagación sobre la identidad cultural
cubana. El montaje toma como fuentes de investigación la calle Galiano, el
parque Fe del Valle, la calle Neptuno y el Malecón de noche. Estos espacios de
Ciudad de La Habana son referentes significativos que muestran una realidad
cotidiana desde una perspectiva extraña, grotesca, en la cual el cuerpo se
relaciona con el ritual. Ello ha permitido que los actores representen sus
fricciones y contradicciones frente al espectador.
La obra apuesta por un universo atrevido. Hay una relación
con la literatura y las artes en su más amplio sentido, pues se nutre de las
obras Variedades de Galiano, de Reina María Rodríguez; Estados de
guerra, de Luis Eligio Pérez; Rapsodia para el mulo, de José Lezama
Lima; La carne de René, de Virgilio Piñera; Como estrella escondida,
de Flor Loynaz; y del CD El Oeste de las Rimas, del rapero Maykel
Extremo. Todas estas pesquisas hacen que evidencie un sinnúmero de marcas
artísticas contemporáneas: el riesgo, «la tematización» y el trabajo con el
rito. Con este espectáculo, Nelda Castillo logra un reflejo profundo de «lo
cubano».
En la puesta aparece un conexo muy claro con ese texto
piñeriano que es La carne de René, donde hay una reflexión acerca del
destino del hombre y una visita a aquellas íntimas oscuridades que cada cual
lleva dentro de sí. Esa atmósfera especialmente atroz conseguida en la obra
lleva al espectador a reconocer el absurdo de cada situación dramática.
Variedades...
es un montaje experimental que parte de una investigación teatral, elemento
constante en la creación artística de este colectivo. Otro aspecto
trascendental es la intensidad del performance. Hay una interacción entre
actores-público durante la realización, que los lleva a confluir con el llamado
«trance». No olvidemos que estamos ante una propuesta que nos invita a aceptar
sensaciones y reflexiones que llegan de un modo irreverente, pero con un alto
nivel metafórico relacionado con esa herencia cultural también proyectada en la
obra de Lezama.
Esta propuesta de El Ciervo Encantado expresa un manejo
peculiar de los textos. Lo grotesco, la violencia plástica, las expresiones
vanguardistas y la música con ambiente de calle, sostienen una analogía
interactiva que se convierte en otro de los recursos fuertes de la puesta. Con
ese discurso paradójico por el dolor, la locura, el abandono y la frustración,
se aprecian búsquedas de unidades comunicativas que estimulan a delatar una
memoria muy ligada al sentido de la identidad.
Estas secuencias dramáticas hacen recordar un texto de
Freud, recordado por Marthe Robert en su libro Anotaciones en torno a la
exégesis de Freud, publicado en la Revista Eco de noviembre 1972: «los
hombres siempre han sabido que tenían un espíritu, a mí me correspondía
mostrarles que también tienen instintos». De ahí que el diseño de los
personajes esté permeado de frescura y espontaneidad, resultado del
entrenamiento psicofísico del actor —otro de los rasgos distintivos de El
Ciervo—, pero con un soporte de compromiso y de estética en su propuesta
dramatúrgica.
En Variedades... existe una excelente interrelación
entre esa noche irritable y los caracteres de los personajes. En el trabajo
actoral se observa una precisión y plasticidad del cuerpo, elemento en el que
está la memoria ancestral. Mariela Brito, Eduardo Martínez y Lorelis Amores nos
trasladan a decantaciones y visiones expuestas desde un cronotopo exclusivo y
original. Puros recortes de palabras, gestos, imágenes y acciones que llevan al
nacimiento de un performance riguroso, nada prevenido.
Variedades... es
una historia que muestra los distintos estratos de una sociedad. Con la magia
de este espectáculo, El Ciervo Encantado —entre los grupos teatrales más
creativo del teatro cubano contemporáneo— es capaz de estimular la percepción y
elevar el espíritu, y de esa manera refuerza nuestra identidad.
En mi Lámpara de Campo,
primera que conocí,
te hice cartas.
Otra vez en aquel piano
creabas tu fruta mágica,
tu fruta de operetas.
Así, dorada la voz
y el sonido en el cristal
vuelves a hilvanar las resonancias
y tu música convertida en vitrales
alumbra mi recuerdo.
Desnudo a Contraluz
El
desnudo a contraluz es algo fácil.
Las
pupilas se dilatan definiendo el delirio.
Caen
de bruces los ánimos
lo
que pudiera ser fabuloso
será la
desdicha del propio sueño.
Luminosa Sombra
La latitud de la noche
extiende su mano,
llega la luz.
Desciendo por las aguas,
me vuelvo por el extremo límite de mi cuerpo
y al pie de las estatuas siento la respiración.
me vuelvo por el extremo límite de mi cuerpo
y al pie de las estatuas siento la respiración.
La luminosa sombra toma
mi infancia.
Abro los ojos
y mi cuerpo permanece en
la quietud,
en la memoria.
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